Cómo mantener tu piel hidratada por más tiempo
Además del paso del tiempo, hay muchos factores que contribuyen a que la piel se vaya apagando y aparezcan los signos del envejecimiento: la exposición solar, los contaminantes del ambiente, una mala hidratación, etc. Mantener tu piel hidratada es imprescindible para reducir las arrugas y que se vea más joven y radiante. [p]
Veamos algunas recomendaciones para cuidar la hidratación de tu piel y conservarla por más tiempo, también desde el interior. [p]
Consejos para mantener tu piel hidratada
Existen diversas formas de mantener tu piel hidratada, desde el uso de cremas hasta el consumo de determinados alimentos. En concreto, estos son nuestros consejos para que los incorpores a tu rutina: [p]
- Bebe agua. En nuestro organismo entre el 15% y el 20% del agua se encuentra en la piel, pero con la edad este porcentaje va disminuyendo, pues perdemos la capacidad para retenerla. Por ello, es fundamental hidratarte desde dentro para tener una piel más flexible, firme y elástica. [p]
- Usa crema hidratante y nutritiva cada día, en especial después de la ducha, cuando la piel aún está un poco húmeda, ya que favorecerá una mayor retención de agua y, al tener el poro más abierto, el producto penetra mejor. [p]
- Exfolia tu piel cada 10-15 días para limpiarla en profundidad y favorecer la regeneración celular, evitando también la deshidratación de las células cutáneas. Al acabar, no olvides hidratar bien la zona. Te aconsejamos productos hidratantes ricos en Urea. [p]
- Utiliza protección solar para evitar que los rayos del sol provoquen radicales libres y generen la oxidación de las células, dando lugar a un envejecimiento prematuro. [p]
- Cuida tu alimentación. Para formar nuevas células y mantener nutrida nuestra piel, es esencial llevar una dieta equilibrada y variada, rica en proteínas, vitaminas y ácidos grasos. Alimentos ricos en antioxidantes (vitamina E, C, betacaroteno, licopeno,…), magnesio, vitamina B6, calcio, hierro y ácidos grasos poliinsaturados (Omega 3 y 6). [p]
- Evita el consumo de alcohol y tabaco, ya que reducen el flujo de sangre, provocan la acumulación de sustancias nocivas y alteran diferentes proteínas que contribuyen al correcto mantenimiento de la barrera cutánea, acelerando el estrés oxidativo de las células y el envejecimiento. [p]
- Desmaquilla y limpia tu piel antes de dormir para permitir que la piel respire. [p]
- Descansa correctamente. El sueño juega un papel primordial en la recuperación de la función del sistema inmunitario, también podría afectar a la producción de colágeno, el principal componente de nuestra piel. [p]
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Alimentos hidratantes
Como hemos comentado, la dieta es importante para mantener la hidratación de la piel. En ella es importante incluir alimentos beneficiosos para la salud cutánea: [p]
- Ricos en glutatión, que aumenta la luminosidad de la piel: aguacate, ajos, manzanas, espárragos, huevo o brócoli. [p]
- Ricos en Betacarotenoides, que nos protegen de los radicales libres y la oxidación: maíz, pimientos, naranjas, zanahorias, tomate, etc. [p]
- Ricos en Vitamina A y C, que favorecen la renovación celular y aumentan la producción de colágeno. Algunos de ellos serían: espinacas, piña, lácteos, tomate, limón, kiwi o pimientos. [p]
- Ricos en Vitamina E, que aumentan las defensas de la piel: avellanas, nueces, pistachos, hígado de bacalao, aceite de oliva, pasas, semillas de girasol y calabaza,… [p]
Además, puedes incluir en tu dieta algún complemento alimenticio rico en antioxidantes naturales, como por ejemplo Keriba Dúo. Sus activos, extractos de granadas y olivas, poseen un efecto antienvejecimiento y de protección frente a la radiación UV ayudando a la regeneración celular de las capas epidérmicas y dérmicas de la piel. Por otra parte, previene la hiperpigmentación, la aparición de manchas, y estimulan la producción de colágeno y elastina que tensan la piel y previenen de la formación de arrugas.
Fatiga al entrenar: causas y cómo evitarla.
El cansancio o fatiga es muy habitual en todo deportista que practica ejercicio de forma regular, pero ¿por qué se produce? [p]
En términos deportivos, la fatiga es el sinónimo más correcto de cansancio y está directamente relacionada con la disminución del rendimiento físico. A este estado se llega por diversos motivos, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones se debe a cuatro causas. [p]
Causas de la fatiga al entrenar [p]
Las cuatro causas principales de la fatiga deportiva son: [p]
- Falta de energía. Se trata de la causa de fatiga más habitual, producida por una falta de combustible en nuestro organismo. Nuestro cuerpo, y en especial los músculos, necesitan tener altos los depósitos de glucógeno para funcionar a pleno rendimiento. Por ello, cuando la cantidad de éste se encuentra bajo mínimos, falta energía y aparece la fatiga muscular. [p]
Para evitarlo es importante consumir hidratos de carbono antes de realizar una actividad física de larga duración, aproximadamente unos 60 minutos antes. Así, llenaremos los depósitos de glucógeno y podremos mantener un buen rendimiento durante todo el tiempo del entrenamiento. [p]
- Exceso de lactato. Este tipo de fatiga está más relacionada con la intensidad del entrenamiento que con su duración. Cuando sometemos al cuerpo a un gran esfuerzo físico, alteramos las necesidades del organismo, pues producimos gran cantidad de lactato que no somos capaces de desechar. Este exceso, unido a una mayor producción de ATP (trifosfato de adenosina) por parte de nuestro organismo, para poder satisfacer la demanda energética de nuestros músculos, provoca que se eleve el PH fisiológico. Como consecuencia aparece el dolor muscular y una drástica e instantánea disminución del rendimiento físico. [p]
Para evitar este tipo de fatiga resulta fundamental que los entrenamientos de alta intensidad no sean muy prolongados. [p]
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- Deshidratación. La falta de hidratación es otro de los motivos más comunes de la fatiga. Mediante la sudoración se produce una pérdida de agua y sales minerales y si no reponemos los líquidos perdidos se produce una disminución en la cantidad de nutrientes y en la cantidad de sangre, haciendo que nuestros músculos no reciban el oxígeno y combustible necesarios para su contracción. Como consecuencia aparecen los temidos calambres musculares. [p]
Para evitarlo es importante mantener una buena hidratación y, cuando la actividad física es prolongada, aportar sales minerales. Puedes hacerlo consumiendo una bebida isotónica o incorporando 3-5gr de sal común en un litro de agua, e ir bebiéndolo durante el entrenamiento. [p]
- Exceso de temperatura. Nuestro organismo regula la temperatura corporal mediante la sudoración, pero cuando no es capaz de disipar todo el calor que generamos al practicar ejercicio físico, se acumula la temperatura. Si a esto le añadimos un ambiente caluroso, húmedo y con poca ventilación es fácil que el organismo alcance los 38 o 39 grados cuando entrenamos. A partir de dicha temperatura el rendimiento disminuye drásticamente debido a la autoprotección del propio cuerpo. Este tipo de fatiga está muy relacionado con la hidratación, ya que es fundamental para que el organismo sea capaz de regular su temperatura correctamente. [p]
Por tanto, para evitar el cansancio es importante hidratarse bien y evitar las horas del día de mayor temperatura, especialmente durante el verano.